Cuando adormecido, despertó del sueño, aún, la noche era fría, ¿Dónde estaba el calor? pues su cuerpecito, estaba helado y frío. Alrededor de su habitación, una estela de luz blanca lo iluminó, tomando su mano con dulzura, le sonrió, — Soy el hada de los sueños —, le dijo susurrándole con amor. Vuélvete a dormir vida mía, descansa y alégrate al llegar el nuevo día, los sueños arroparán tu corazón, tocando una hermosa canción. Cierra los ojos pequeño ruiseñor, deja que los sueños iluminen tu corazón, dos alas de nácar te visitaron en la noche, y dos alas de nácar te acompañarán por el bosque. Un bosque lleno de flores, y sobre todo de hermosos colores, descansa pequeñín, descansa, que la noche acabará y el día pronto llegará. Mañana más y mejor.